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miércoles, 11 de enero de 2017

Trekking por Dolomitas, de Bressanone a San Candido - 9ª Etapa: Ref. Lavaredo - Ref. Tre Scarperi (Julio 2016)

El trekking se está acabando, pero aun quedan cosas por hacer y sitios por ver. Hoy, la ferrata Innerkofler y el Monte Paterno nos esperan. También nos esperaba el Toblin y su ferrata, pero la tormenta mañanera nos hace desistir y nos deja uno de esos "flecos" para la próxima.
Las Tre Cime di Lavaredo, desde la zona del Ref. Locatelli.
El Val Campo di dentro, camino del refugio Tre Scarperi, con el pico de la Rocca dei Baranci y sus casi tresmil metros a nuestra izquierda.
Fecha: 12-07-2016
Montañeros: 2
Distancia: 10,26 km
Desnivel positivo: 682 m
Desnivel negativo: 1.371 m
Duración (con paradas): 6 h 45 min.
Recorrido: Refugio Lavaredo (2.344 m) - Forcella Lavaredo (2.454 m) - Forcella dei Camoscio (2.650 m) - Monte Paterno o Paternkofel (2.744 m) - Forcella dei Camoscio (2.650 m) - Ferrata Innerkofler - Ref. Locatelli (2.405 m) - Passo Cavagna o Gwengalpen Joch (2.446 m) - Refugio Tre Scarperi o Drei Schuster Hütte (1.626 m).

Dificultad: Fácil. Ferrata fácil en la ascensión (opcional) al Monte Paterno y sendero equipado en el descenso del collado Camoscio. 
Track en Wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=14432017


En todos los refugios tengo la impresión de que la gente no madruga y somos los primeros en salir, hoy me pasa lo mismo. Salimos y no se ve un alma, lo que contrasta terriblemente con el gentío que había ayer por aquí. Nuestra mayor pena no es esa, nuestra mayor pena es que las Tre Cime están cubiertas, con unas nubes que parece que no se van a ir, aunque entre claros nos dejan un par de fotos de postal.
Las Tre Cime surgiendo entre las nubes.
El camino comienza amplio, transitable para todoterrenos y esos motocarros que vemos por aquí, subiendo hasta el amplio collado con las Tre Cime a nuestra izquierda y el Paterno a nuestra derecha. Al inicio del camino un gran cartel informativo, con el paisaje pintado y las balizas de todos los senderos que pasan por la zona, nos ayuda a situarnos.
Camino del collado. El paterno, a su derecha, aún está despejado.
Por si las dudas, cartel indicador en las cercanías del refugio.
Del collado tomamos el sendero que se dirige subiendo a nuestra derecha y que nos conduce a la entrada de una galería. Aunque este primer tramo es corto, apenas unos metros, ya nos pide ponernos los frontales, un pequeño anticipo de lo que nos espera tras ascender al Paterno.
Desde el collado tenemos a la vista el refugio Locatelli y la Torre Toblin. Vamos para allá, pero dando un rodeo...
...que comienza subiendo a nuestra derecha hacia el Monte Paterno.
Inicio de la galería. Aunque este tramo es corto necesitaremos los frontales.
La galería, construida como todo el sendero como defensa durante la I Guerra Mundial, nos conduce al lado izquierdo del monte (Oeste) avanzando por una cornisa con algún que otro corto tramo de galería y un par de pasos equipados. Luego un corte en la montaña nos pasa al lado derecho (Este) donde  continuamos primero por la arista y luego por una nueva cornisa. Esta enseguida pierde algo de cota para salvar la muralla retomando la ascensión por terreno deshecho (sendero marcado) hasta una corta canal que nos deja en el collado Camoscio. A nuestra izquierda quedará el inicio de la ferrata al Paterno, a nuestra derecha, una posible continuación hacia el refugio Locatelli por una nueva cornisa y frente a nosotros, la continuación del sendero Innerkofler (por cierto, Sepp Innerkofler era un guía muerto durante la I Guerra Mundial) que nos devolverá al lado Este de la montaña.
En el sendero en la vertiente oeste. Unos metros antes habremos superado un corto paso con cable.
Paso en la roca para cambiar de vertiente.
El paseo nos deja vistas como ésta de las Tre Cime, pena de nubes.
El sendero nos lleva a media altura por estas paredes.
Ascendiendo por marcadas zetas hacia el collado Camoscio,...
...subida que se convierte en una canal según nos acercamos al collado.
Dejamos las mochilas en el collado, nos ponemos el equipo y tiramos hacia el Paterno. Tras un par de metros de primer flanqueo en el que el cable permite asegurar atacamos una corta chimenea, la primera que encontramos, equipada y con muchas presas que nos saca a la meseta superior, subimos por la ladera de roca caliza con multitud de hitos y rastros de sendero. Todos ellos nos conducen, en apenas unos minutos y tras salvar sin problemas un corto escalón, a la cima del Monte Paterno-Paternkofel con su altar y su cruz. Las vistas de las Tre Cime desde aquí deben de ser impresionantes, pero pese a tener un claro sobre nosotros que veíamos esperanzados, el resto del panorama estaba totalmente cubierto.
Iniciamos la subida hacia el Monte Paterno, flanqueando por una cornisa equipada.
Y enseguida ascendemos por una estrecha chimenea, también equipada,...
...y de pocos metros de longitud.
La chimenea nos deja en la ladera, con múltiples marcas de sendero.
En la cima del Paterno-Paternkofel nos encontramos una especie de altar,...
...una cruz,...
...y seguro que unas vistas maravillosas de las Tre Cime y de todo el entorno. En ese aspecto éste no era el mejor día.

Bajamos por el mismo sendero (u otro, que todos se parecen y llevan al mismo sitio) pero nos dirigimos a la otra chimenea, ahora algo más a nuestra derecha  que la que utilizamos en la subida. La dificultad es similar y también está equipada, así que lo mismo da una que otra. Desandamos el flanqueo, convenientemente asegurados, recuperamos las mochilas y volvemos al collado.

Iniciamos el descenso por la canal, estrecha y con rastros de nieve en su inicio. Un cable nos sirve de pasamanos en estos primeros metros. Luego la canal se estrecha aún más y mantiene la nieve en su fondo, por lo que el camino abandona el fondo y sigue por la roca del borde derecho. Afortunadamente se mantiene el cable ya que a nuestra derecha tenemos el patio.
Iniciamos la bajada desde el Collado Camoscio. Los restos de la guerra siguen ahí.
La canal se encajona, y como está llena de nieve, el camino y el cable siguen por el montículo del centro, dejando la canal a nuestra izquierda.
Luego destreparemos unos metros para volver a la canal.
Por ahí hemos descendido.
Y por ahí hemos de continuar. Los montañeros de abajo inician una zona de zigzag en la ladera que les llevará a la entrada de la galería.
Se acaba la canal y descendemos aún unos metros más en un par de zigzags que nos dejan en la entrada de la galería. Una primera sala nos conduce a un túnel, encendemos los frontales y avanzamos por él. Al fondo una especie de mirador (mirador ahora, antes puesto de ametralladoras o similar) nos ciega y nos dirigimos a él pensando que el sendero continuaba por aquí. Nos asomamos e incluso salgo, pero no hay camino evidente y aunque al menos algunos metros parece que se podría avanzar me extraña mucho no ver marcas, así que para no meternos en un embarque volvemos para atrás. No me preguntéis como, pero llegamos otra vez a la entrada y no hemos visto la continuación de la galería.
Desde la entrada de la galería miramos arriba, hacia la diagonal que dibuja en la ladera la bajada desde el collado.
Entrada a la galería. No hay ninguna duda de que es por ahí.
Afortunadamente otro montañero se encuentra en la entrada (él sube, quería hacer el Paterno). En itañol e inglés nos explica que la galería continuaba a nuestra izquierda y que el desvío estaba un poco antes del mirador. Volvemos para adentro, esta vez vamos más atentos y efectivamente, ahí estaba la continuación de la galería, oscura como ella sola. Para la próxima, sin duda llevaremos mejores frontales…

Descendemos por la galería, que baja durante bastantes metros con grandes escalones y humedad por todas partes. Afortunadamente es lo suficientemente alta para que no nos de problemas, bastante ancha, al menos un par de metros, y siempre hay un cable en la pared que sirve de pasamanos. Pero aquí no hay atalayas que dejen pasar la luz, así que la oscuridad es total durante los 300 metros de galería y por tanto no tenemos mucha información del terreno por el que nos movemos, más allá de ver los maderos que de trecho en trecho apuntalan el techo o forman los escalones.

Cuando la pendiente se suaviza salimos de nuevo a la luz y a la cresta norte del Paterno. Un corto tramo por sendero, una nueva galería, corta y de poca altura, y se acabó lo bueno para nosotros. Resulta que las “nubes y claros” de la mañana han dado paso a una tormenta mientras bajábamos por la galería. Empieza a llover, nos ponemos las capas en la galería y descendemos por el sendero a toda velocidad. Mientras tenemos parte de la montaña que nos protege del viento lateral ni tan mal, pero ya cerca del refugio Locatelli el collado se abre a nuestra derecha y el viento hace que las capas no sirvan de mucho. Corremos hasta el refugio.
Salimos del tramo largo de la galería. Todavía tendremos que cruzar algún túnel como el que vemos delante de nosotros, pero estos ya serán de apenas unos metros.
Mirada atrás, a la salida de la galería larga.
Desde la zona del refugio miramos al camino recorrido. Esos últimos metros de sendero los hemos hecho corriendo bajo la lluvia y el viento.
Evidentemente no somos los únicos que hemos tenido la misma idea. El refugio está hasta arriba, todas las mesas del bar ocupadas y gente llenando el pasillo y la entrada. Pero esta gente es de rápida respuesta y abren otro comedor, así que pillamos un trozo de mesa y con el correspondiente café y strudel esperamos a que escampe, aunque otros, vista la hora, optan por platos más contundentes adelantando el almuerzo.

Tras un par de horas, aunque caen todavía gotas, decidimos continuar. La Torre Toblin y su ferrata quedarán para otra ocasión, pero con la tormenta  todavía amenazando no nos atrevemos a meternos por ahí.

Seguimos por tanto el sendero 105 hacia el refugio Tre Scarperi/San Candido (Alta Vía 4), sendero que nos lleva hacia el Paso Cavegna. Camino del collado nos encontramos un curioso grupo que desciende del mismo con unas llamas (el animal…). No sé de dónde vienen, pero parece que ya están acostumbrados a que todos les saquen fotos.
Salimos del Locatelli y nos mantenemos en el sendero. A nuestras espalda las nubes siguen agarradas a las Tre Cime.
Nosotros nos dirigimos al Passo Cavagna o Gwengalpen Joch, que se ve muy transitado.
Aunque tal vez este grupo que nos encontramos no se el típico grupo que uno espera encontrase en Dolomitas.
En el collado, restos de trincheras y una cruz de alambre de espino nos recuerdan que gran parte de estos senderos y ferratas, ahora para nuestro disfrute, no son otra cosa que los restos de una guerra.  Es también el momento de echar ese último vistazo a las Tre Cime y a los Dolomitas más espectaculares. Reconozco que miro atrás con una cierta pena, nos queda tanto por ver, tantos senderos por recorrer, tantas ferratas y cimas por ascender…pero también soy consciente de que seguirán ahí y espero que una próxima visita no se haga esperar.
Última mirada a las Tre Cime, con la gran Forcella Lavaredo a su izquierda.  a no ser que volvamos en otra ocasión, se acabaron las fotos de las Tre Cime.
Passo Cavagna o Gwengalpen Joch. Cruces de alambre de espino y restos de trincheras.
El sendero sigue, siempre evidente y muy bien balizado, descendiendo por el valle. Los rasos superiores, con la caliza a la vista, van dejando paso a un profundo valle de laderas muy empinadas cubiertas de árboles. El sendero discurre más o menos por su centro, salvando con algún que otro zigzag la pendiente. Tras un descanso junto a un torrente con impolutas rocas blancas continuamos descendiendo por el valle. Algo más abajo el valle se abre, dando lugar a una zona llana cubierta de cantos rodados blancos que contrastan fuertemente con el verde oscuro de los pinos. Estamos en el Val Campo di Dentro o Innerfeldtal. El sendero avanza ahora por el lado izquierdo del llano, con el cauce seco del arroyo a nuestra derecha.
Iniciamos el descenso. Primero nos encontramos una zona amplia en la que vamos perdiendo cota poco a poco.
A los lados, impresionantes torres.
Poco a poco el valle se irá encajonando,y el sendero ganando en pendiente.
Salvando el desnivel con algunas zetas, llegaremos a esa zona llana de cantos rodados blancos, con la cima de la Rocca dei Baranci y sus laderas a nuestra izquierda
Poco a poco las rocas van dejando paso al pasto, encontrándonos curiosas tallas de madera que nos hablan del marcado carácter lúdico de este valle y apenas unos minutos después de entrar en el prado llegamos al magnífico refugio Tre Scarperi-Drei Schuster Hutte. De nuevo habitación doble además con un amplio balcón al valle. Si la habitación tuviera baño en vez de un refugio podría ser considerado un magnífico hotel de montaña.
Mirada a nuestras espaldas cuando salimos a la zona llana del valle. Se mantienen las nubes sobre nosotros.
Fuentes, bancos, mesas, todo en madera desperdigados por el valle.
Últimos metros del día, llegando al refugio Tre Scarperi-Drei Schuster Hutte. Su terraza tiene muy buena pinta, pero hoy, con el día que hace, no hay nadie.
Y de lujo fue el menú de la cena. Sabido es que las setas me encantan y poder disfrutar de unas zizahoris (o Cantharellus cibarius, rebozuelos, rosinyol…) recién cogidas como guarnición es de esos detalles que se ganan mi corazón para siempre.

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