martes, 6 de febrero de 2018

Córcega GR20: Etapa 9 - Col de Verde - Usciolu

Seguimos con el GR20 SUD. Hoy gran parte del recorrido lo haremos por el cordal, entretenido a ratos, manteniendo prácticamente en todo momento la dirección Sur y acercándonos de forma muy directa al final del trekking.
Punta Mozza (1.831 m) y Punta Furmicola (1.981 m). El final de la etapa de hoy está tras estas montañas.
Serán más de 1200 m de desnivel positivo los que tendremos hoy. Para mí, lo peor será el calor y la humedad en la zona entre la Punta Moza y el Monte Furmicola. Las nubes se agolparán en la vertiente Este en esta parte del recorrido, pero siempre manteniéndose justo por debajo de nosotros y aportando humedad, pero sin taparnos el sol. 
Perfil del día.
Fecha: 10-07-2017
Montañeros: 2
Distancia: 15,53 km
Desnivel positivo: 1.269 m
Desnivel negativo: 817 m
Duración (con paradas): 7 h 40 min
Recorrido: Bocca di Verde – Relais San Petru di Verdi (1.290 m) – Bocca d’Oru (1.840 m) – Refugio de Prati (1.815 m) – Punta di a Capella (2.030 m) -  Bocca di Laparo (1.525 m) – Monte Furmicola (1.981 m) – Refugio Usciolu (1.731 m)
Dificultad: Fácil, aunque con desnivel positivo importante.
IBP Index: 154
Track en Wikiloc:https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/corcega-gr20-etapa-9-bocca-di-verde-usciolu-19748675

Desayunamos sentados en las mesas de fuera del dormitorio, bajo los árboles. Hace una temperatura estupenda y, como nos da pereza ponernos a andar, alargamos el desayuno…pero no mucho. A las 6:30 ya estamos en el camino. 
Dejamos el albergue de Bocca di Verde. Los platos del desayuno se quedan en las mesas a la espera de que abran el bar.
Cruzamos la carretera y comenzamos subiendo por una pista. Remolonear en la salida hace que coincidamos con las catalanas y el alemán al inicio. Poco a poco cada uno pondrá su ritmo y sin más nos iremos distanciando. Nosotros, con menos peso al ir sin tienda, nos quedaremos en cabeza.
Pronto la pista se convierte en sendero, continuando una subida bastante directa por el bosque. Saldremos a una zona llana, donde cruzaremos un arroyo, con la ladera que nos dejará en la Bocca d’Oru frente a nosotros (Sureste).
Lo primero, cruzar la carretera...
...para tomar una pista que, como no podía ser de otra forma, sube y se interna por el bosque.
Pronto la pista se convierte en sendero.
Salimos a un pequeño llano con una empinada ladera frente a nosotros.
El sol empieza a verse en las cumbres. En breve estaremos "disfrutando" de las temperaturas del GR20 SUD.
Iniciamos la subida por la ladera, primero por bosque y luego por prado, hasta llegar a la Bocca d´Oru (1.840 m; 1:30 min). Ya tenemos en la bolsa los primeros 600 m de desnivel…pero aún queda bastante día.
Sendero en el bosque...
...donde el musgo que cubre algunos ejemplares nos habla de la pureza del ambiente.
Poco a poco el bosque empieza a clarear...
...y salimos a una ladera, empinada y despejada...
...por la que ascendemos a la Bocca d'Oru.
Al otro lado (Este), frente a nosotros, el mar.
Y a nuestra espalda las montañas que llevamos recorridas en las etapas precedentes.
En la Bocca d’Oru giramos a nuestra derecha (Sur) avanzando por prado, y manteniendo cota al principio, hacia el Refugio de Prati. El cordal quedará a nuestra derecha. Un corto descenso nos deja en el Refugio (1.815 m; 1 h 55 min).  La zona, llana y cubierta de hierba, tiene buena pinta, aunque como casi siempre sin sombra. No entramos en el refugio, pero se ve que es de los básicos y “no renovados”.
Tras la Bocca d'Oru seguimos por prado...
...mostrándose en seguida el Refugio de Prati y al fondo, el cordal con la Punta de a Capella (en el centro de la foto, la segunda de la izquierda) por el que deberemos continuar.
Indicador junto al refugio.
Refugio de Prati. Las ikurriñas, como las banderas corsas, estarán en todos los refugios del Parque.
Del refugio cruzamos el prado y nos dirigimos hacia el cordal, de frente a nuestra derecha. De aquí prácticamente lo seguiremos hasta Usciolu. Comenzamos subiendo por prado, con el sendero muy erosionado, y luego alternando pasos por roca (granito) aunque sin dificultad. Aunque el sendero va un poco más bajo, vemos a nuestra derecha una pequeña cima con grandes bloques de granito por los que trepar hasta su cruz.
Del refugio nos vamos hacia la derecha, hacia el cordal.
Parecía que no, pero hay una buena subida desde el refugio (algo a la derecha del centro de la foto). Al fondo, la Bocca d'Oru.
Alcanzada la cresta continuamos por ella...
...salvando la primera cima por una placas bajo la misma.
...para retomar algo más adelante, ya con la Punta de a Capella a la vista, la cresta.
No llevamos mucho andado así que nos vemos fuertes y decidimos subir abandonando ligeramente la GR. Al principio encontramos sendero y algunos hitos. Ya cerca de la cima trepamos por donde podemos, encontrando buen granito, aunque con placas bastante grandes y lisas (II o II+, al menos por donde subimos nosotros). La cima de la Punta de a Capella (2.030 m; 3 h 5 min), con una pequeña cruz de madera, nos deja las vistas del camino recorrido desde la Bocca d’Oru y de parte del camino por recorrer, hasta el Monte Furmicola.  
Cima de la Punta de a Capella. Hay que desviarse unos metros de la GR y trepar un poco para llegar.
De ahí venimos. En el centro, en la zona verde, el refugio de Prati y sobre él, algo más al fondo, la Bocca d'Oru.
Y para allí vamos. En el centro de la foto, con nubes en su vertiente Este, Punta Mozza y el Monte Furmicola. 
Descendemos, para no desandar el camino, siguiendo el cordal para juntarnos de nuevo con la GR. Como la GR va a avanzar por la arista, y como la arista presenta algunas zonas de roca complicadas, el sendero pasa de un lado a otro de la arista según se encuentra las dificultades, bajando para evitarlas y subiendo una vez superadas. En este plan llegamos al Bocca di Laparo (1.518 m; 4 h 55 min). Descansamos un poco a la sombra y antes de continuar nos acercamos al mirador y tratamos de orientarnos con su mesa de orientación. 
Abandonamos la Punta de a Capella y retomamos el sendero. Ya se ve que la "cima del día" tampoco ha sido gran cosa.
A nuestras derecha, algunas aristas rocosas...
... y amplios valles que contrastan con los valles cerrados y más "Pirineos" que nos encontramos en las primeras etapas.
El sendero subirá y bajará buscando sortear las dificultades de la arista,...
...obligándonos en algún caso a perder cota en cerradas zetas. Cota que luego habrá que recuperar.
Terminamos con la arista, descendemos siguiendo el cordal y nos introducimos en el bosque.
Pequeñas hayas entre las que avanzamos hasta...
...la Bocca di Laparo.
La mesa de orientación en la Bocca di Laparo...
...y la foto real. Punta Mozza y Furmicola nos esperan.
Después de la Bocca de Laparo dejamos la arista a nuestra derecha y continuamos subiendo por el bosque, a ratos de ejemplares pequeños pero muy denso. La subida tira de zetas en algunos puntos para salvar el desnivel. Esta zona se me hace muy pesada. Pendiente (otros 400 metros y pico de desnivel casi de tacada), calor y humedad se confabulan contra mí. Además, cuando pasamos bajo la cima de Punta Mozza desaparece el bosque, y nos quedamos a pleno sol y por si teníais dudas o no lo he dicho aún, en Corcega y en julio el sol casca con fuerza.
Empezamos subiendo por el bosque, denso...
...aunque a veces nos deja entrever las montañas a nuestra espalda.
Luego saldremos a una zona despejada.
Una eminda ladera y algunas zetas nos conducirán al cordal.
El sendero sigue subiendo hasta alcanzar el cordal, ya pasada Punta Mozza, pasando al otro lado del cordal.  Sobre nosotros se ve un collado (¿Bocca di a Furmicula?), al que nos dirigimos. En el collado pasamos de nuevo a la otra vertiente y continuamos entre canchales y grandes bloques, paralelos al cordal.
Dejamos atrás Punta Mozza, camino del Monte Furnicula. Las nubes siguen ahí.
Superado el collado, pasamos junto a los grandes bloques de granito del Monte Furmicula (1.981 m; 6 h 25 min), al que no subimos, aunque la cima está ahí mismo.
Ya queda menos para el collado, no es tanto...
...pero parece que la cuesta se nos está atragantando.
Indicador del Monte Furmicola (o Furmicula, depende de donde lo veas escrito). La cima unos metros más arriba.
Continuamos por el cordal, ahora con cómodas subidas y bajadas durante un corto trecho y luego perdiendo cota según la pierde la cresta. El refugio, algo así como un par de kilómetros después del Monte Furmicola, aparecerá a nuestra izquierda, un poco más abajo de la cresta.
Superado el Monte Furmicola el sendero se mantiene en el cordal.
Como volvemos a estar en la vertiente Este vuelven las nubes y entre ellas aparece, algo más abajo, el Refugio de Usciolu.
Refugio de Usciolu. El edificio del centro de la foto es el refugio, donde tenemos el dormitorio y la cocina libre. A la izquierda, entre los árboles, la tienda de suministros-casa del guarda.
Cuando llegamos (Refugio Usciolu; 1731 m; 7 h 40 min) pasamos junto a la caseta de los guardas y tienda de suministros y nos dirigimos al edificio del dormitorio. La puerta está abierta, aunque con un palo cruzado. Me asomo dentro… y me cae una bronca del guarda que aparece a mi espalda. Intento salvarme con el “perdona, no sé francés” y resulta que el guarda ha estado bastante tiempo en Perú, así que continua la bronca en castellano sin ningún problema…(luego se disculparía un par de veces, pero la bulla ya me la montó).

Volvemos con él a la tienda de suministros (la “recepción”). Probablemente la tienda mejor surtida de las que hemos visto en el GR, con cosas impensables como naranjas, melones…aunque a precios del artículo de lujo que son algunas cosas en la montaña. También hay que tener en cuenta que 1) no dan menú para la cena, tan solo un plato del día (a reservar cuando llegas) que en nuestro caso fue un plato de pasta con zanahorias que costaba pasar y 2) no dan desayuno…así que acabas comprando en la tienda sí o sí. En nuestro caso, algo para acompañar el plato único (las típicas latas de ensalada presentes en todos los refugios) y algo para desayunar.

Un par de casetas son las duchas, por lo visto la de más abajo tiene el agua “caliente”. Nosotros nos conformamos con al de arriba…moho por todas partes y agua fría saliendo de un trozo de hidromasaje arrancado de vete a saber dónde.    
Refugio Usciolu y sus alrededores visto desde la subida a Bocca de Suraghedum, continuación del GR20. Algo más atrás del refugio, entre los árboles, está la tienda de suministros y "recepción". Más  abajo del refugio se puede ver la caseta del baño y las duchas. Como siempre, emplazamientos para tiendas en cualquier lugar más o menos plano y las omnipresentes Quechua verdes.
Tras la ducha nos sentamos en el porche del refugio a dar cuenta de la Pietra de rigor. Afortunadamente tiene sombrillas, si no allí no hay quién pare. La gente va llegando poco a poco. Para los del Sur es de los primeros días, y vemos de todo: un grupo organizado de los de Corsica Aventure con gente que parece que no van a llegar muy lejos (ampollas impresionantes, quemaduras de sol…). La verdad es que los que llegan del Norte parecen comparados con ellos montañeros experimentados. También vemos a una montañera que llega medio zombie y sola. Viene por el sendero desde el Sur mientras estamos cenando y parece que no va a alcanzar el refugio nunca. Baja desde el collado hacia el refugio parándose a cada paso, sin fuerzas y con la luz del día que ya va bajando, al final sube gente a buscarla. La etapa se le ha hecho eterna y llega sin fuerzas, probablemente también deshidratada. No sabemos si continuó o no al día siguiente. Supongo que por aquí pueden estar acostumbrados, ya que en el GR20 hay de todo.   

Tras la cena (plato único que  no fuimos capaces de terminar, algo de ensalada y embutido), también en las mesas del porche, el guarda pasa con la botella de “aqua vitta” invitando a un chupito. Algo es algo.

El dormitorio está hasta arriba (tiene dos, pero solo abrirán uno) lo que me hace temer por mi sueño. Curiosamente el que duerme a mi lado no debe ser del grupo, o no es la primera vez que viene por aquí, y desaparece en cuanto oscurece para volver antes de que comience el movimiento a la mañana. ¿Dónde durmió? Ni idea, pero me dejó espacio para estirarme, algo que le agradezco eternamente.      

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