jueves, 24 de marzo de 2022

Els Gegants de les 3 Nacions. Etapa 2: Refugio Fourcat - Gîte de Marc

La noche nos ha dejado una tormenta espectacular. Los rayos cruzaban el cielo uno tras otro, iluminando las montañas y la lluvia, lluvia que impulsada por el viento veíamos pasar horizontal frente a nuestra ventana. Cada trueno era una explosión que retumbaba entre los montes y durante un instante apagaba el continuo ruido del viento, que parecía querer arrancar la cubierta del refugio. No dudo que el refugio las habrá pasado peores, pero en esas yo no estaba allí así que la que me impresionó fue ésta.

Nuestro punto de partida, el refugio de los Etangs Fourcats,...

Al jaleo exterior se unió un cierto jaleo interior cuando los que estaban en las tiendas menos preparadas o protegidas vinieron a refugiarse en el edificio. Afortunadamente el refugio estaba medio vacío y, tras acomodarlos en otras habitaciones, volvió la calma al interior del refugio y la tormenta, alejándose poco a poco, fue convirtiéndose en un arrullo.
 
...y nuestro punto de llegada, el pueblecito de Marc.

Fecha: 12-07-2021
Distancia: 17,6 km
Desnivel positivo: 469 m
Desnivel negativo: 1.893 m
Duración (con paradas): 6 h
Recorrido: Refugio Étangs Fourcat (2.446 m) - Petit Etang Fourcat (2.342 m) - Orri de la Caudiere - Étang d'Izourt (1.645 m) - Orri de la Coume (1.522 m) -Central Eléctrica de Pradières (1.180 m) - Arties - Bois de Sabouillet - Bois de Mourillon - Gîte de Marc (1.020 m) 
Dificultad: Fácil.
IBP Index: 87
Track en wikiloc: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/els-gegants-de-les-3-nacions-etapa-2-refugio-fourcat-marc-2021-07-12-79493278

Etapa previa: Etapa 1: El Serrat – Refugio Fourcat, con ascensión al Pic de Tristaina

El viento aún sopla fuerte cuando nos levantamos, llevándose las nubes de las cimas y dejando un cielo blanquecino hacia el norte y con retazos azules hacia el sur. Sabemos que la previsión es mala, pero encontrarnos con este cielo nos da esperanzas (spoiler: estábamos equivocados, el cielo azul no pasará al lado francés).

Frente al refugio unas cuantas tiendas caídas amenazan con salir volando. Afortunadamente sus ocupantes han pasado la noche en el refugio, a resguardo de lo peor de la tormenta. Otras, situadas entre el granito parecen haber aguantado, aunque a estas horas nadie sale aún de ellas, supongo que estrían intentando recuperar algo de sueño, tras una noche muy movida.

Tras el desayuno, cogemos las mochilas y retomamos el camino. Desandamos unos pocos metros el sendero hasta el cruce que ya vimos el día anterior y ahí seguimos hacia nuestra derecha, en dirección Norte, iniciando el descenso hacia el Petit Etang Fourcat.

Descendemos hacia el Petit Étang Fourcat.

 
Mientras avanzamos por si orilla el día no pinta tan mal...


...y si miramos a nuestra espalda, además del promontorio donde se sitúa el refugio, vemos también un cielo azul prometedor.

Tras superar la zona llana junto al lago, nos empezamos a encontrar con las nubes que suben desde el fondo del valle. Es cierto que, en un punto, justo antes de entrar en la nube, tenemos unas bonitas fotos con los jirones que intentan ganar altura pegados a la roca, pero hasta ahí. Una vez entramos en la nube comienza a llover, primero suavemente y, según descendemos, cada vez más fuerte. Y nos quedamos también sin la posibilidad de disfrutar del paisaje. A nuestra derecha a veces intuimos el arroyo que baja de los Étangs Fourcat, que por lo empinado de la bajada seguro que deja unas bonitas cascadas. Pero hoy no es el día. 

Es descender unos metros dejando atrás el Petit Etang Fourcat y aparecer las nubes.

Al principio es solo una niebla húmeda pero soportable que lo que hace es escondernos el paisaje. Seguimos descendiendo y ya directamente llueve. 

Según bajamos va apareciendo la vegetación que, acamada por el agua, cierra bastante el sendero, aunque este siempre es más que evidente. Lo que no puedes evitar es calarte con toda la vegetación empapada. Tras un rato siguiendo el sendero entre hierba tenemos tanta agua en las botas como en los arroyos. Ya no pedimos que deje de llover, con que el sendero se amplíe y podamos evitar las hierbas nos conformamos. El sendero sigue descendiendo pasando junto al Orri dea Caudìere (1 h 5 min). Estos precarios refugios de piedra de los pastores, me recuerdan mucho a algunos cupulares que aún pueden verse por la zona de Villanúa o por Urbasa. En esta zona nos encontramos un francés que subía, tan empapado como nosotros y también con cara de desesperación ante el día que llevábamos y lo que faltaba...

Una pasarela nos permite cruzar el Ruisseau de la Caudiere.

Zona del Orri de la Caudiere. Perdido entre la niebla. 

Continuamos descendiendo hasta llegar al embalse de Izourt. Recorremos la orilla derecha del embalse, con el embalse a nuestra izquierda, aún entre nubes y sin que podamos divisar la otra orilla. Aunque la lluvia ya va amainando, seguimos acumulando agua gracias a las hierbas que rodean el camino. Llegados al frente del embalse (2 h 10 min) nos detenemos entre las construcciones a leer los paneles informativos que nos hablan de su construcción y de los aludes que costaron la vida a un buen puñado de trabajadores.       
Recorremos por sendero evidente el margen del embalse de Izourt...
...hasta llegar a las construcciones que se encuentran a la par de su frente.

Continuamos por el sendero que sigue por la orilla derecha del arroyo (dejando el arroyo a nuestra izquierda). Según descendemos vamos abandonando la zona de prados que rodeaba el embalse e internándonos en el bosque. Según nos internamos en el bosque el sendero se va ensanchando y la hierba, que hasta el momento nos ha martirizado con el agua que acumulaba, va desapareciendo. Las botas son un auténtico embalse, pero empezamos a respirar aliviados ya que parece que la lluvia también ha cesado. En este tramo de bajada pasaremos junto el Orri de la Coume (2 h 30 min), otra zona con unas cuantas cabañas de piedra. 

El sendero a ratos ya se va internando en el bosque. Y con tanta agua preferimos sin duda un poco de barro a la hierba mojada.
Orri de la Coume, otro hito del camino y en este caso, ya nos apetece más lo de sacar fotos. 

El sendero nos conduce hasta una central hidroeléctrica (Central de Pradieres, 3 h 5 m)  y luego hasta una explanada, donde encontramos un par de coches aparcados. Continuamos por la pista, asfaltada hasta que, después de sobrepasar una casa que queda a nuestra derecha, alcanzar un puente a nuestra izquierda (3 h 20 min). En el mismo puente, antes de cruzarlo, nos paramos a comer algo. De pie, ya que todo sigue empapado, comemos un poco de chocolate y unos higos. Ni descansar a gusto se puede con tanta agua.  

Nos acercamos a la central hidroeléctrica.

 
El sendero la deja a nuestra derecha.
Y continuamos hasta que el sendero se convierte en pista y luego en carretera asfaltada. 

Desvío a la izquierda. Aprovechamos el pretil del puente para apoyar las mochilas y comer algo.

Tras el corto descanso continuamos por el sendero, que se interna en el bosque y cruza un grupo de viejas casas abandonadas para continuar flanqueando en dirección norte por un espectacular bosque. Tras un corto descenso, y con el pueblo de Artíes a la vista a nuestra derecha (4 h), llegamos a una bifurcación donde tomamos a la izquierda (Norte y en subida) y tras un rato de subida alcanzamos una nueva bifurcación. En este caso tomamos el sendero que se va hacia la derecha (Norte) que nos conducirá a una canal de recogida de aguas ya en desuso. Nos subimos en la canal (4 h 30) y comenzamos un precioso recorrido por la ladera de la montaña. Manteniendo cota, aunque cambiando la dirección de avance a dirección Sur según pasamos al otro lado de la montaña, vamos recorriendo el bosque (Bois de Mourillon). El bosque está formado principalmente por grandes hayas, así que no nos queda otra que aprovechar los claros para echar un vistazo al fondo del valle, en el que vemos un par de muy pequeños núcleos urbanos y una carretera que los une.  

Tras el puente nos internamos en un precioso bosque de hayas que ya no dejaremos hasta llegar a Marc. 
El sendero, al poco de cruzar el puente, atraviesa entre unas cuantas casas de piedra abandonadas. 

Último desvío antes de alcanzar el canal. Aquí tomamos a la derecha.

Nos encaramamos al canal.
Manteniendo cota, nos va llevando cómodamente por el bosque... 

...que a veces se abre y nos muestra el fondo del valle y las laderas del otro lado, siempre cubiertas de bosque.   

Como buenos giputxis robasetas que somos sufrimos viendo boletus creciendo junto al camino. Evidentemente ahí se quedan. Ya se sabe que es a Rolex o a setas, y en este caso a setas no vamos.  
Cuando la canal de aguas desaparece continuamos todavía un rato más por el bosque, manteniendo cota y cruzando una zona de grandes bancales con unos magníficos ejemplares de hayas y restos de los muros de piedra, hasta alcanzar un desvío a nuestra derecha. Descendemos por él, pasando junto a una casa, hasta llegar a la carretera. Subimos por ella (Sur) y en unos pocos metros alcanzamos la gîte de Marc ( 6 h), una casita con paredes recubiertas de madera a la izquierda de la carretera. Para la recepción hay que acercarse a la recepción del hotel, unos metros más adelante. Ahí nos enteramos de que la noche anterior ha sido “movidita” por culpa de la tormenta. La electricidad hace poco que ha vuelto y, más arriba, la carretera todavía está cortada por un árbol. 

Abandonamos la canal, que en estos últimos tramos no ha sido tan evidente, descendiendo por un sendero a nuestra derecha.  

Salimos a la carretera. La tomamos hacia nuestra izquierda, en subida.
Gîte de Marc. La foto es del día siguiente. Se ve que cuando llegamos nuestra única idea era quitarnos la ropa y las botas mojadas y se nos pasó lo de la foto.

Una vez en la gîte nos encontramos un nutrido grupo de franceses ocupando la cocina (parece bastante equipada, nosotros la verdad es que no llegamos a usarla) y lo que es peor, ocupando también nuestra habitación, que en esta ocasión es doble. Volvemos a la cocina y preguntamos. Parece mentira, pero la cara de la persona que había ocupado una de las camas dice de todo menos “disculpad” (o “desole”, que también me habría valido) y más parece que la estamos molestando. Recuperada la habitación, y aprovechando que es solo para nosotros, extendemos como podemos botas, ropa, mochilas...Afortunadamente somos previsores y todo va en bolsas, así que tenemos ropa seca para ponernos y dar una vuelta por Marc. Algunas pocas viejas casas de piedra preciosas y totalmente restauradas y un puñado de casas de vacaciones al lado del río es todo lo que hay. Y por añadir algo más de información, tampoco hay tiendas. Tras las fotos de rigor nos vamos a sentar al único bar, el de la piscina del hotel, obviamente sin bañistas visto el día que hace . 

Ruisseau de l'Artigue. Justo en el mismo pueblo, por lo que no hay que andar mucho para llegara a él. A su orilla, unas cuantas casas de vacaciones.

Una calle, si se puede llamar así, de Marc. La pena es que poco más hay.  
Afortunadamente la cena llega pronto. Desafortunadamente, es bastante escasa. Un plato, individual, de ensalada (poca) y un plato de arroz, no mucho, con un gambón de buen tamaño. Pero, después de un día a base de higos y barritas, nos quedamos esperando más. Pregunto, y la respuesta es que no, no se puede repetir. Pasamos al queso, no podía faltar en Francia, y como la chica que lo corta nos pregunta que queremos, vamos indicando los cuatro o cinco tipos de queso, así que al menos en nuestro caso, nos llenamos de queso y pan. Otros ocupantes de la gîte no tienen tanta suerte. La chica ya no está repartiendo queso y las normas han cambiado, un trozo es todo con lo que vuelven. Las miradas van de sus platos a los nuestros. Nosotros hemos salvado la cena, ellos seguro que tiene que picar algo antes de ir a dormir.
 
Siguiente etapa: Etapa 3: Gîte de Marc – Refugio Pinet, con visita a la cascada de L’Artigue