domingo, 18 de abril de 2021

Vuelta al Vignemale en 6 Etapas. Etapa 4: Espalda de Chausenque, Punta Chausenque, Pitón Carré, Vignemale y Clot de la Hount desde Bayssellance (Julio 2020)

El día nos regala un precioso amanecer con el que nos resarcimos de las nubes que nos envolvieron la tarde y la noche anterior (Etapa previa: Gavarnie- Ref. de Bayssellance). Un mar de nubes cubre los valles, pero las cimas se tiñen de rosa con el primer sol de la mañana. Estos colores nos presagian un buen día de montaña y que menos que aprovecharlo disfrutando del glaciar de Ossoue y de algunas de sus cimas.
Amanece en Bayssellance, con el Monte Perdido y todas las cimas a su alrededor teñidas de color. 
Por si a alguien le queda aún alguna duda, nos gusta hacer cimas, y algo coleccionistas también somos. De las cimas que rodean el glaciar del Vignemale, además de esas agujas perdidas y que dudo que vayamos a buscar (aunque quién sabe), nos quedaban pendientes tres cimas: la Espalda de Chausenque, la Punta Chausenque y el Pitón Carré. Quedarnos en Bayssellance es la excusa perfecta para intentarlas. Y ya que estamos, volver al Vignemale y al Clot de la Hount. Es cierto que son 5 tresmiles, pero es de largo la etapa más relajada de esta vuelta.
Cuatro de las cimas del día (Vignemale, Pitón Carré, Punta Chausenque y Espalda de Chausenque) vistas desde la cresta del Clot de la Hount al Collado de Cerbillona.

Fecha: 14-07-2020
Distancia: 8,74 km 
Desnivel positivo: 1.049 m
Desnivel negativo: 1.049 m
Duración (con paradas): 6 h 40 min
Recorrido: Refugio de Bayssellance - Glaciar de Ossoue - Espalda de Chausenque - Punta Chauseque - Pitón Carré - Vignemale - Clot de la Hount - Coll de Cerbillona -Glaciar de Ossoue - Refugio de Bayssellance. 
Dificultad: Moderada. Recorrido por terreno expuesto (terracitas en el flanqueo hacia el glaciar, cresta) y trepadas tanto en la cresta como en el acceso a algunas de las cimas. Recorrido por el glaciar (equipo necesario).    

Sabemos que no hay prisa. La previsión de la meteo es buena, el día está despejado y las cimas, aunque elevadas, están ahí mismo, muy cerca de nosotros. Dejamos todo aquello prescindible en el refugio y echamos a andar, descendiendo por el sendero por el que ascendimos el día anterior. La idea es tomar el flanqueo existente bajo el contrafuerte del Petit Vignemal y que nos conduce hasta el glaciar, sin descender hasta el cruce. Un sendero evidente abandona el camino principal hacia nuestra derecha, ya con el inicio del glaciar a la vista, y se introduce en unas estrechas terracitas en la rocosa pared vertical sobre la morrena. Siguiendo el rastro de senda y algunos hitos vamos avanzando por ellas en dirección Oeste, ascendiendo suavemente, aunque de forma continua. Es cierto que no tienen una dificultad técnica, pero no hay margen al error. 
Los "profesionales" podrán subir hacia el Collado y, de ahí, hacia el Petit Vignemale, centro de la foto, continuando por la cresta hacia el Vignemale. No es nuestro caso.  

Nosotros tenemos que descender por el sendero por el que llegamos el día anterior al refugio. Disfrutemos de las vistas al Perdido mientras bajamos.

Llegamos al desvío. Seguimos el sendero...
...y, en las zonas de roca, los hitos.

Mirada a nuestra espalda. La pendiente hacia la morrena pide avanzar con cuidado. 
Al acabar las terrazas llegamos a la morrena. Un sendero evidente la recorre manteniendo cota y nos acerca a la nieve. Sabemos por otras veces que el inicio de la zona innivada y del propio glaciar, así como su estado, depende mucho de las fechas. En este caso pillamos nieve continua a una altitud de unos 2.600 m, además con un glaciar totalmente cubierto y sin que se aprecien grietas. En estas condiciones ascender por él (con crampones, por supuesto) es una maravilla.  Es cierto que la pendiente inicial requiere un buen esfuerzo y que puede que, al estar todavía frescos, tomemos la subida de forma más directa de lo que nuestra forma física recomendaría. Pero da igual. Si hay que parase se para, que cualquier excusa es buena para disfrutar de uno de mis paisajes favoritos en Pirineos. Mires donde mires, todo es montaña y glaciar. Nieve, hielo, roca y cielo azul. Un lugar mágico. Como Russell, y más teniendo un día como el que tenemos, yo también me haría construir unas cuevas para descansar aquí del resto del mundo.     
Alcanzamos la morrena. Es sendero está bien marcado y es estable, así que se avanza bien.

Y de la morrena a la nieve bajo las paredes de la Espalda. Esto aún no es glaciar, en verano estará pelado.

Seguimos ascendiendo, con la Espalda de Chausenque a nuestra derecha.
Y como la pendiente es fuerte, que menos que pararse un momento a disfrutar de las vistas.
Cuando la pendiente del glaciar se suaviza tomamos hacia nuestra derecha, hacia el collado más a la izquierda de la evidente primera cima, cima que corresponde a la Espalda de Chausenque. La nieve se acumula bajo el collado y, sin rastro de huella, no nos queda claro en que punto se abandona la nieve y se toma la roca. Nos dirigimos hacia donde nos parece más factible salir de la nieve, que ya cerca de la roca gana en pendiente, pero que afortunadamente no ha generado rimaya. 
No tenemos muy claro por dónde será exactamente, pero nos dirigimos hacia nuestra derecha, a la zona donde la nieve parce alcanzar más altura. 

Vistas al Petit según nos acercamos a la roca. 
Y aquí ya no lo tenemos muy claro. Salvamos la pendiente, importante antes de llegar a la roca, y tomamos por donde mejor nos parece.
Llegados a la roca, nos quitamos los crampones en una plataforma de roca y trepamos por una especie de corta chimenea, para luego cruzar a nuestra derecha, en dirección a la cima, y descubrir que tal vez hemos entrado en la roca demasiado a la izquierda, ya que aparecen algunos hitos y rastro de paso. En cualquier caso, superadas las primeras zonas de trepada, el terreno se suaviza y desaparecen las dificultades, por lo que seguimos ascendiendo más o menos directos hacia el collado y desde él, giramos a nuestra derecha (Este) y sin demasiado esfuerzo llegamos a la cima de la Espalda de Chausenque (3.154 m; 1 h 50 min).
Crampones fuera. Al otro lado, el Monferrat.
Una corta trepada, En general buena roca, aunque algo "sucia", con piedra suelta por encima en algunos puntos. 
Y en seguida pasamos a ir andando hasta la cresta y de ahí a la cima.

Espalda de Chausenque.

Y su preciosa arista al Petit Vignemale. 

Al otro lado del glaciar, el Monferrat. 

Pero nosotros continuaremos por la cresta, hasta el Vignemale, que eclipsa a la Punta Chausenque y al Pitón Carré a pesar de que están delante de él. Al fondo, el Collado de Cerbillona, desde donde a la vuelta descenderemos de nuevo al glaciar.
Tras las fotos de rigor desandamos nuestros pasos, volviendo al collado, y seguimos por la cresta o, si hay algún obstáculo, por la ladera que queda a nuestra izquierda (lado Oeste), y siempre con la mole del Vignemale frente a nosotros. Así, enseguida llegamos a la cima de la Punta de Chausenque (3.204 m; 2 h 5 min). 
Superamos el collado y comenzamos el nuevo tramo de ascensión.
Alguna roca dificulta, pero no demasiado y tampoco hay exposición.

Y llegamos a la cima de la Punta Chausenque. La verdad es que apenas se aprecia en la foto, culpa del Vignemale. No llegan a 100 metros la diferencia de altura, pero parecen bastantes más.
Tras la cima toca bajar. Para ello de nuevo nos mantenemos en la cresta, en su lado Oeste y la seguimos según desciende, encontrando mucha roca suelta. Finalmente alcanzamos el glaciar, cruzando apenas unos metros de nieve antes de volver a subir por la continuación de la cresta. Son muy poquitos los metros que nos separan de la cima del Pitón Carré. Los ascendemos y nos apuntamos una nueva cima, Pitón Carré (3.190 m; 2 h 30 min). 
Esta pinta tiene el descenso al glaciar. Incluso en la foto se aprecia la gravilla.

Mejor pinta tienen las vistas hacia el Vignemale.
O las vistas, por la ventana que nos concede la brecha entre Punta y Pitón, hacia el valle de Gaube.
Esta ascensión no presenta dificultades. Mucha roca suelta, pero sin problema. 
Pitón Carré (en la parte baja de la foto), perdido contra los marcados estratos del Vignemale.

Y la misma cima, modesta por comparación que no por metros, ahora vista hacia el otro lado, con la Punta Chausenque cubriéndole las espaldas. 
El descenso, de nuevo al glaciar, también es corto. Solo que ahora el terreno está muy deshecho y aparecen algunas placas con algo de roca suelta por encima que nos pide extremar precauciones. Esos pocos metros nos dejan sobre el Culoir de Gaube, así que aprovechamos a echar una mirada para abajo, no en vano esta es una referencia del pirineísmo que bien se merece que nos paremos un momento.
Por ahí hemos descendido del Pitón Carré. Lo peor, la roca suelta en las placas de roca.

Salida del Culoir de Gaube.   
Tras ponernos lo crampones nos dirigimos paralelos a la roca en busca de la evidente traza de paso en el glaciar (este es un camino muy concurrido, no como el de la Espalda) que nos conduce al inicio de la trepada hacia el Vignemale. Abandonamos la nieve (afortunadamente no hay rimaya), nos quitamos los crampones y empezamos la ascensión. Aquí nos encontramos varias líneas de hitos que suben más o menos directas hacia la cresta. Cualquiera de ellas debería guiarnos sin demasiados problemas, y en todas ellas habrá que emplear en algún que otro punto las manos, aunque dudo que se alcance el II. Una vez en la cresta continuamos ascendiendo por ella hacia nuestra derecha hasta alcanzar la cima de la Pique Longue-Vignemale- Viñamala...(3.299 m; 3 h 15 min). Pillamos el típico momento en que los grupos más madrugadores ya se bajan y los que viene detrás aún están peleando con la roca, así que podemos disfrutar tranquilos de nuestro ratito de cima.
Habrá que salir al glaciar para llegar al punto desde el que se inicia la trepada hacia la cima del Vignemale,
Por ahí arriba está la cima. Como hay mucha huella en el glaciar en este caso simplemente la seguimos, seguros de que nos conducirá a un buen punto para abandonar la nieve y entrar en la roca.

La preciosa roca del Vignemale nos espera ¿no os entran ganas de trepar por ella?

Nos quitamos los crampones...

...y comienza la trepada.

La cima, arriba a nuestra derecha, nos espera.

Vignemale.

Y sus vistas. Punta y Espalda de Chausenque y Petit Vignemale.

Montferrat, al otro lado del Glaciar y al fondo, toda la zona del Perdido. 

Nuestro siguiente objetivo, el Clot de la Hount y el collado de Cerbillona y algo más a la izquierda, el propio Pico Cerbillona.
Y aquí la opción es o bajar por el mismo sitio, o continuar por la cresta pasando por el Clot de la Hount hasta el collado de Cerbillona y ahí, volver al glaciar. Nos decidimos por esta segunda opción, así que descendemos por la creta desandando la ascensión y continuamos dirección al Clot de La Hount.  La verdad es que no tenía mucho recuerdo de esta cresta, y me sorprendió algunos de los pasos que encontramos. Tal vez la vez que la recorrimos íbamos más “sueltos” o tal vez pesa la edad y ya no vemos tan fáciles algunos pasos o tal vez atacamos los pasos por otro punto, aunque la verdad es que como la cresta se afila en algunos puntos las opciones no son muchas y según te acercas a la cima te encuentras unas trepadas que serán de II o II+. Agarrándonos bien a la roca las superamos y llegamos a la cima del Clot de la Hount (3.289 m; 4 h 15 min). La verdad es que miro con ojos golosos la cresta Cerbillona-Montferrat, pero sabemos que la siguiente etapa va a ser durilla, por el desnivel y los km, así que decidimos reservar fuerzas y dejar la repetición de esta parte de la corona para otra ocasión.   
Iniciamos el descenso por la cresta. Los primeros tramos, los que ya recorrimos en la subida, se pasan sin problemas. 

Pero el resto de la cresta hasta el Clot de la Hount no es tan sencilla.

Un ejemplo, esta placa. Un montón de agarres, pero como cualquier fallo te conduce al glaciar, bastantes metros más abajo, mejor asegurar cada presa.  

O salvar el par de gendarmes (en la foto ya superados) que nos encontramos en la cresta y que salvaremos por su lateral, por terreno descompuesto y con algo de nieve cuando pasamos nosotros. 

O la última trepada, ya camino de la cima.

Se acabó trepar, hemos recorrido esta arista desde el Vignemale...

...y la cima ya está aquí.

Clot de la Hount, con el Vignemale detrás.

Y si hubiéramos continuado, ahí estaba el Pico Cerbillona esperándonos,...

...pero no, en el Cerbillona ya hemos estado y decidimos descender ya, en este caso por el centro del glaciar. 
Desde la cima continuamos por la cresta hacia el collado de Cerbillona. Este tramo ya es más sencillo y prácticamente se hace andando, con cuidado, eso sí. Del collado de Cerbillona (3.195 m;  4h 35 min), volvemos a la nieve, muy blanda ya a estas horas, y al glaciar y aprovechamos para echar una mirada, aunque sea de lejos, a las cuevas de Russell a la derecha del collado. La distancia entre el glaciar y las cuevas nos da una idea de cómo este va perdiendo grosor año tras año.
Descendiendo del Clot de la Hount. Fácil comparado con la cresta anterior.

Collado del Cerbillona y vistas a las primeras cimas del día.

Villa Russell, a nuestra izquierda según bajamos del collado.

Una vez en el glaciar, seguimos en dirección Este, manteniéndonos más o menos en su centro hasta enlazar, una vez que comienza de forma más evidente el descenso, con el camino recorrido a la mañana. Toca ahora desandar el camino por el glaciar, hasta llegar a abandonarlo cerca del flanqueo bajo el Petit Vignemale, recorrer el flanqueo y finalmente, ascender por sendero hasta el refugio de Bayssellance ( 2.640 m; 6 h 40 min ), fin de una etapa preciosa y descansada que, al menos a nosotros, nos deja con ganas de más y con las pilas cargadas de cara a la siguiente etapa Etapa 5: Refugio de Bayssellance- Refugio de Respomuso, por el Col de Arratille y el Col de la Facha.
Mirada atrás, mientras recorremos el glaciar, al amplio collado de Cerbillona,... 

...al Vignemale y Brecha de Gaube,...

...Pitón Carré,...

...Punta Chausenque

...y Espalda de Chausenque con la arista que la une al Petit Vignemale.

Bonitas vistas, pero toca volver al refugio, mañana nos espera un día largo.


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